Las dos caras del Barça de Xavi
El debut de Xavi como entrenador del Barça dejó patente que hay potencial, pero en la segunda mitad bajaron la intensidad y acabaron sufriendo mucho para llevarse la victoria frente al Espanyol
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Xavi debuta con flor
Xavi Hernández debutó con victoria con el Barça en el derbi catalán. Hubo polémica, fases de juego buenas y otras en las que parecían aparecérsele fantasmas del pasado a los futbolistas azulgranas. Las sensaciones en el equipo culé no fueron del todo malas, pero ya Sergio Busquets lo reconoció cuando concluyó el encuentro ante el Espanyol: acabaron salvándose de que los periquitos no empatasen.
Todas las miradas, toda la expectación, absolutamente todo estaba puesto sobre Xavi Hernández. Historia y mito como futbolista, llegaba al banquillo del Camp Nou como el mesías, como el gran salvador de la situación tan delicada que atraviesa el club en todos los sectores. En su mandato podrá reconducir el deportivo y en el derbi ante el Espanyol se pudieron ver las primeras pinceladas de lo que será el equipo bajo su batuta.
Rodó el balón en el Camp Nou y se vio a un Barcelona muy activo y con mucha posesión -al descanso llegaron con algo más del 70%-. Los extremos muy abiertos, los laterales con mucha profundidad y los interiores clavándose, para buscar algún hueco, en el muro que había formado Vicente Moreno. El cuero circulaba rápidamente aunque en las inmediaciones del área del Espanyol se frenaba un poco todo ante la presencia de prácticamente todos los futbolistas rivales.
Con la defensa muy adelantada pudieron sufrir alguna contra que provocase algún gol en contra, pero durante esa primera mitad los pupilos de Xavi mostraron una posición firme, muy lejos de las calamidades que se veían en la época de Ronald Koeman. Pero sí había una similitud con la era del holandés: mucho toque arriba pero pocas ocasiones claras. Y las que había, con tiros desde la frontal del área que no metían en muchos problemas a Diego López.
Dos de los grandes protagonistas en la primera mitad de los azulgranas fueron Sergio Busquets y Jordi Alba. El centrocampista brilló, manejó a sus compañeros a su gusto y defendió para evitar que los futbolistas del eterno rival pudieran hacerles daño. Por su parte, el lateral dobló constantemente a Gavi y logró poner buenos centros, de los que recuerdan a sus mejores años, aunque faltaba ese socio perfecto en el que encontraba a Leo Messi.
El aura de Xavi parecía influir positivamente en un equipo que estaba roto, pero la segunda mitad todo fue diferente. Tal vez, por encontrar el gol demasiado pronto. Fue con un penalti polémico la forma en la que subió al marcador el único gol del encuentro y a partir de ahí, con un Espanyol más atrevido, los futbolistas del Barça comenzaron a sufrir más.
Y es que durante el primer acto el cuadro blanquiazul se limitó a defender y a esperar algún contragolpe con el que sorprender en el Camp Nou. En la segunda mitad Raúl de Tomás se soltó la melena y estrelló dos balones en el poste. Además, Dimata marró un testarazo solo, a bocajarro, con el que mandó el cuero fuera de los tres palos. Era más complicado eso que hacer gol.
Una de las grandes noticias de los culés fue Abde y sus galopadas por banda, pero los jugadores del Espanyol empezaron a tener más balón y generaban ciertas dudas en los hombres de Xavi. La defensa, en la que Piqué y Eric eran los centrales, comenzó a dejar más espacios y el centro del campo parecía esta roto. Para los que han visto los partidos del Barça este año no era nada nuevo.
De hecho, en los últimos 10 minutos sufrieron. Si hubiera estado Koeman, seguro, habrían acabado con cinco defensas, pero Xavi se mantuvo fiel a su estilo y logró llevarse los tres puntos en su estreno. Eso sí, el propio Sergio Busquets reconoció tras el choque que se «salvaron» a pesar del arreón final del Espanyol con el que pudieron haberle amargado el debut a Hernández delante de su afición.
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